Hilos de magia

Yo, Luna, quiero contarte una historia de hilos, mar y magia, que ocurrió hace muchos siglos, en Inglaterra.

Una noche, mientras mi luz plateada danzaba sobre las olas del mar, una mujer se sumergió en sus profundidades, permitiendo que el agua acariciara su piel y que la sal purificara su espíritu. En ese momento de serenidad, una visión de telas y texturas la envolvió y la inspiró a crear.

Salió del mar y se dirigió al campo, donde sus ovejas pastaban bajo mi luz. La lana de estos animales, que habían sido cuidados con amor y respeto, se convertiría en el material con el cual pintaría su visión. No sería una colección común, pues ella deseaba que cada prenda fuese un puente hacia la naturaleza, un recordatorio de nuestra conexión con la Tierra.

Para lograrlo, buscó la ayuda de un alquimista inglés, quien poseía el secreto de un hilo mágico, capaz de tejer los susurros del viento, el murmullo del mar y la tranquilidad de la tierra. Juntos, mezclaron la lana de sus ovejas con este hilo mágico, creando un tejido que era tanto de este mundo como de otros más etéreos y encantados.

Las prendas creadas con este material eran mágicas en todos los sentidos. Quienes las vestían sentían una paz y conexión con la naturaleza que era profundamente sanadora y revitalizante. Era como si, al tocar la tela, se tocaran también los elementos de la tierra, el mar y el aire, recordando un hogar olvidado, un lugar de pertenencia y serenidad.

En esos tiempos, las personas que vestían sus prendas experimentaban un despertar, una renovada apreciación por la naturaleza y un deseo de protegerla y honrarla. Se compartían historias de cómo, al vestirlas, sentían un amor y respeto más profundo por la tierra y por ellos mismos, redescubriendo la alegría de la simplicidad y la belleza del mundo natural.

Yo, Luna, fui testigo de cómo se tocaron los corazones y las almas de quienes vistieron estas prendas. Pero, como todas las historias, esta también se desvaneció con el paso del tiempo, convirtiéndose en un susurro en el viento, una leyenda contada en las noches claras bajo mi luz.

Hoy, mientras ilumino la Tierra, espero que en algún lugar, alguien sienta el llamado de esa historia antigua y, con amor y dedicación, teja nuevamente esos hilos mágicos que unen a las personas con ellos mismos y con la naturaleza, bajo un mismo cielo, bajo una misma luna.

Proceso

En la vida, llegar a los 30 marca un hito de madurez, reflexión y nuevas posibilidades.

En Loona nos sentimos justo de ese modo al presentar nuestra Colaboración 30: un momento que no solo celebra nuestra trayectoria y las marcas con las que hemos tenido el placer de colaborar en estos dos años y medio, sino que también nos abre la puerta a nuevas exploraciones y descubrimientos de todo lo que podemos hacer por nuestro planeta a través de la moda, la creatividad y el diseño.

En esta ocasión, hemos invitado a participar a Wright + Doyle, marca británica que estelarizó nuestra Colaboración 25. Esta firma interdisciplinaria se basa en una fuerte relación visual entre la ropa de trabajo, los objetos, los paisajes y los jardines y fue fundada por la diseñadora Izabella Doyle y su esposo, el paisajista Matthew Wright.

Sus piezas combinan sustentabilidad, artesanía y una visión auténtica, que pasa por el estilo de vida de la pareja, quien equilibra su trabajo con la vida en su granja en el campo inglés, donde crían a sus hijos (y a un montón de ovejas).

Al hablar sobre Wright + Doyle, Izabella nos comparte en entrevista: «Creo que quizás mi mayor logro hasta ahora es soñar con una marca que tiene integridad y todo el pensamiento y cuidado que se ha puesto para conseguirlo.»

Sin un respaldo financiero externo y con un equipo reducido, ha encontrado un lugar en diversos mercados, desde Japón y Asia hasta América y Europa. “Estoy vendiendo en tiendas que siempre he admirado y en las que he creído, así que tener su apoyo y visión compartida para la marca me llena de gran orgullo. Tiendas como Loona, La Garçonne, Maiden Store, Rendez Vous, MAC Modern, por nombrar algunas.»

El interés por nuestro planeta juega un papel fundamental en la vida y la creación de la marca. Como menciona la diseñadora: «La naturaleza es una inspiración constante y el ancla que me devuelve a mí misma cuando el malabarismo de la vida se siente abrumador: nado en el mar todo el año, incluso en diciembre y enero, en la playa donde fotografiamos nuestra campaña Otoño Invierno 2023.» La costa, las rocas y los acantilados, junto con su jardín y animales, no solo son su fuente de inspiración, también son su refugio.

La colaboración con Daniel Harris, un maestro tejedor inglés, ha sido fundamental en el desarrollo de telas únicas para la marca. Juntos crearon la lana inglesa y el algodón índigo twill, que se convirtió en una tela clave para esta colección. Cada pieza es considerada y desarrollada con un proceso de pensamiento específico sobre cómo será usada y con qué será combinada.

Sobre el proceso de diseño y creación, Izabella nos comparte: «Desarrollar una nueva tela cada temporada con Daniel Harris es una parte clave de este proceso. Corto cada colección en mi propio cuerpo y uso la ropa a diario; cada pieza es considerada y desarrollada con un proceso de pensamiento específico sobre cómo se usará y con qué se usará. Nunca diseño una sola pieza, sino un look completo, y luego toda la colección para que funcione junta y se pueda intercambiar y superponer.»

En Loona, estamos emocionados de presentar las piezas clave de esta marca en nuestra Colaboración 30. Cada una, desde los trajes hasta los abrigos y las camisas, ha sido diseñada con una atención meticulosa al detalle y la sustentabilidad que caracteriza a la firma.

Nos sentimos honrados de presentar esta Colaboración y traerles piezas que, además de hermosas y sofisticadas, han sido creadas con una autenticidad y una ética que raramente vemos en la industria de la moda hoy en día.