Un altar para los pies.

Soy Luna. Tuve un sueño y quiero compartirlo contigo. Fui al bosque y los árboles me dijeron que teníamos que encontrar nuevos caminos. Quiero contarte que las plantas, los animales y las aves me hablaron; sus cantos, murmullos y susurros me recordaron que estamos vivos.

Soy Luna. En mi sueño hablé con el silencio y me invitó a caminar con los pies ligeros. Busqué cómo hacerlo y, bajo la cálida lluvia, aprendí a escuchar al viento, quien me dijo una palabra y me contó su historia; desde aquel día aprendí a caminar como me había dicho el silencio.

Yo, Luna, quiero que busquemos juntos esos caminos que nos enseñan a escuchar los cantos, murmullos y susurros de los seres vivos. Necesitamos caminar ligeros y que nuestros pies puedan respirar y recorrer veredas nuevas. Quiero decirte que, cuando hablé con el silencio y escuché lo que me decía el viento, aprendí la palabra huarache y supe que su eco más antiguo está en la voz de los purépechas.

Yo, Luna, quiero que tus pies respeten la tierra como un altar por el que debemos caminar. Para eso busqué a diestros artesanos en Oaxaca. Con ellos hicimos los huaraches que me ayudan a llevarle a hombres y mujeres un mensaje de esperanza, tal como hace muchas lunas lo hizo Hermes valiéndose de sus pies alados.

Yo, Luna; ellos, Bakú y Mondo Experimental, buscamos darte una forma de caminar con los pies ligeros, como lo hacen los rarámuris y otros pueblos cuando caminan con el viento y no escuchan nada más que el silencio.

Proceso

I.

Santa Catarina Cuixtla es un poblado ubicado al sur de Oaxaca. Si se desea llegar desde la capital del estado, se debe viajar en auto por un camino de aproximadamente dos horas. El paisaje verde de la cordillera de la Sierra Madre, con sus montes y valles, es una de las señales que indican que se ha arribado a este destino.

Este sitio es famoso entre los practicantes de la religión católica gracias a un ojo de agua donde se cree que apareció Jesucristo, un acontecimiento que lo ha puesto en el mapa de cientos de creyentes quienes año con año llegan hasta aquí. De acuerdo con los últimos datos registrados viven allí alrededor de 1,500 personas, algunas de las cuales trabajan día a día para mantener vivas tradiciones artesanales de México.

Personas como Jesús Arellanes Luna, artesano y fundador de Baku, una marca creada hace un par de años que se dedica a la elaboración de huaraches. Un oficio que en su localidad está en extinción, como lo cuenta: “Hasta los años ochenta había como 10 familias que se dedicaban a esto pero, por temas de economía, la mayoría se han ido aquí; migraron hacia Oaxaca y se fue perdiendo la tradición. Hoy solamente quedamos dos familias que nos dedicamos a esto”.

Jesús, sin embargo, no iba a dejar que los huaraches dieran sus últimos pasos. Con ayuda de su hermana, su primo y la esposa de su primo, reutilizó un antiguo taller de su familia y decidió revivir las tradiciones familiares: “Nos dimos cuenta de que podíamos hacer algo interesante para las nuevas generaciones”, recuerda.

En ese lugar se volvieron a ver a las manos trabajando nuevamente. Manos que utilizaban las mismas técnicas transmitidas de generación en generación. También aparecieron los materiales de otras épocas: llantas, para dar vida a las suelas y pieles de animales de la zona, para el cuerpo del zapato, las cuales se curten con plantas.

Si bien el uso de la piel podría provocar que más de uno alzara las cejas, Jesús enfatiza que es un recurso común en su pueblo, un fruto de la sabiduría de sus antepasados: “Usamos tigrillo y conejo porque son animales que usaban nuestros ancestros. Los animales bajaban y se comían el ganado de las granjas y era un problema para la comunidad, por ese motivo se han usado desde entonces”.

El curtido de este material es algo que también enorgullece a Jesús, un proceso donde se evita a toda costa el uso de químicos y opta por utilizar elementos de la Madre Naturaleza: “Usamos corteza de canela y un arbusto de la zona llamado xomatl hembra; nuestros proveedores son personas que se preocupan por no dañar los árboles de los que los obtienen, pues saben que los usarán de nuevo y necesitan que estén disponible cuando eso suceda”.

En tan solo dos años, Baku se ha dado a conocer más allá de las fronteras de Oaxaca, en buena medida gracias a las redes sociales y al boca boca de sus clientes. Es así como las creaciones elaboradas en Santa Catarina Cuixtla cuidan los pasos de ciudadanos de diferentes partes del mundo. Más que pensar en una expansión, lo que a Jesús realmente le interesa es mantener la calidad y los procesos artesanales de su firma. Que cada par sea un verdadero exponente del legado de la maestría artesanal de sus antepasados.

II.

Para conocer el origen de Mondo Taller Experimental hay que viajar a la ciudad de Oaxaca. Fue allí donde Jimena Rangel, siguió las huellas de Abigail, su abuela nacida en el pueblo de Tezoatlán de Segura y Luna, y decidió aprender a crear textiles.

Con estudios previos en Filosofía, Ciencias de la Comunicación y Arte en universidades de París y Milán, en Oaxaca se enfocó durante un par de años en aprender técnicas de tejido en telar tradicional mexicano. Hace un par de años, creó Mondo Taller Experimental, un espacio hoy establecido en el Estado de México, donde se permite explorar las posibilidades de las fibras y tintes naturales. Algo que se ha convertido en una forma de vida: “Tejer para mí es una meditación; una forma de estar presente, un ritual con la naturaleza a través de los materiales que selecciono”, recuerda.

Si bien los textiles abren la puerta a nuevas posibilidades, hablar de los tintes —sobre todo de los naturales— es entrar a otra dimensión, como ella misma lo explica: “Se me hace mágico ver cómo puedes meter en un recipiente un material como la lana blanca y de pronto aparece un color nuevo gracias a elementos naturales, como hierbas, plantas, semillas…. Es algo increíble”.

En un inicio, Mondo Taller Experimental presentaba piezas utilitarias, un enfoque que al poco tiempo Jimena trasladó definitivamente hacia otro campo, como lo cuenta: “Actualmente estoy enfocada en una parte más artística de los textiles; experimento con figuras escultóricas, hago cosas abstractas: uso los mismos procedimientos que aprendí en el telar y con los tintes pero aplicados cien por ciento al arte”.

Aunque siempre existe una excepción a la regla…

III

En la Colaboración Tres de Loona, llamada “Mesura”, los caminos de Baku y Mondo Taller Experimental han coincidido en una ruta donde cada paso que se da no es otra cosa sino firme: la de la sustentabilidad.

Para crear este proyecto —que se materializa en unos huaraches presentados en una bolsa creada especialmente para la ocasión— Jesús, Jimena y su colaborador, Rodrigo Chavez, trabajaron durante meses para desarrollar una pieza que combinara lo mejor de su visión creativa.

Cada uno de los huaraches se realiza de forma artesanal. Baku utiliza llantas usadas, una manera de reciclar un material que en otras ocasiones sería considerado como desperdicio, las cuales son cortadas, navaja en mano, en el taller para obtener las suelas que serán utilizadas en las piezas finales.

Por su parte, Jimena y Rodrigo, de Mondo Taller Experimental se enfocaron en crear unas tiras elaboradas con lana natural, tejidas en telar de pedal, las cuales son usadas en la parte superior del zapato.

Los tintes que desarrollaron merecen mención aparte. Cada pieza adquiere su color gracias a los huesos de aguacate, en un proceso de extraccion que dura un par de semanas, en las cuales es necesario dejar este material en agua a distintas temperaturas hasta que, poco a poco, suelta un distintivo color amarillo hueso.

A Baku este proyecto le representó una primera vez, la del trabajo con el textil, pues hasta esta ocasión el calzado de la firma había sido realizado exclusivamente con piel. “Fue un verdadero reto integrar las tiras al zapato porque nunca antes lo habíamos hecho. Por fortuna, Oaxaca es un lugar con una gran tradición textil, así que había un par de personas que nos pudieron ayudar a resolverlo y, después de varias pruebas, lo logramos”, dice Jesús.

El resultado final, además, tiene una muy buena carta de presentación: una bolsa creada con la misma lana utilizada en los huaraches, que no limitará su función al clóset, como afirma la fundadora de Loona, Sharon Drijanski: “En Loona no usamos etiquetas, tarjetas, papel, ni nada de eso. Cada colaboración está acompañada de un empaque sustentable. En esta ocasión es una bolsa para zapatos que está tan bien hecha y pensada que la gente la querrá usar para muchas otras cosas”.

La de “Mesura” es la historia de varios caminos que se unen. Cuando esto ocurre, a veces no se sabe a dónde se llegará. En el caso de “Mesura”, no hay ninguna duda: estos zapatos pueden ser el primer paso para andar por la vía de la sustentabilidad. Esa en donde se ayuda al planeta un paso a la vez.