El verano de la luna

Yo, Luna, quiero contarte de un día en el que desde lo lejos observaba a un grupo de pescadores frente al mar.

Me llamó la atención, sobre todo, la ropa que algunos de ellos llevaba puesta: era blanquiazul y estaba hecha de materiales naturales como lana, lino y cáñamo. Su cuidada confección revelaba la habilidad y la destreza de los artesanos que la habían creado.

Me asomé del otro lado de la costa y me sorprendí cuando vi que algunas personas estaban vestidas en harapos. Me entristeció el hecho de que no pudieran vestir como sus vecinos que, en contraste, lucían prendas bien elaboradas. A pesar de que trabajaban arduamente para ganarse la vida, construyendo y reparando barcos, recolectando pescados y moluscos, parecía que la vida transcurría de un modo completamente distinto al de la otra orilla.

Consciente de que podía usar mis poderes para ayudar, decidí crear hermosas prendas para los pescadores. Así que, una noche, utilicé mis habilidades para crear un hermoso atuendo para cada uno de ellos, con los mejores materiales. Quería proporcionarles frescura y comodidad con un diseño que pudieran usar durante toda la vida.

Después, en un sueño, llamé a los pescadores e indiqué que acudieran a la orilla del mar. Estaban sorprendidos por lo que veían: flotando ante sus ojos estaban los atuendos que había creado para cada uno de ellos. Se adentraron al agua y los tomaron. Estaban muy agradecidos conmigo por mi generosidad.

Los pescadores pudieron usar sus nuevos atuendos y, al hacerlo, se llenaron de felicidad. Pronto reinó un sentimiento de fraternidad en toda la zona. El pueblo de pescadores ahora tenía justo lo que necesitaba.

Yo estaba feliz de poder ayudarlos a vivir u verano inolvidable.

PROCESO

«La moda es una forma de arte, una manera de comunicar ideas, sentimientos y emociones», afirman los diseñadores de la marca británica de moda independiente Sono, Stephanie Oberg y Simon Homes, cuya colección más reciente representa para ellos un nuevo comienzo, “una primavera después de un largo invierno de aislamiento por el Covid”, como la definen.

Para la Colaboración 26 de Loona, hemos invitado nuevamente a los diseñadores a participar con nuestra plataforma, de la cual se han convertido en amigos indiscutibles. Esta es la cuarta vez que presentamos sus diseños, lo cual no resulta extraño ya que los diseñadores han demostrado una y otra vez su visión sustentable y el cuidado con el que diseñan cada una de sus piezas.

Y es que, para ellos, diseñar ropa sustentable significa crear prendas que perduren tanto en su estilo como en la conexión emocional que generan con sus clientes. Por ello, diseñan para personas que valoran su propio gusto y que no se dejan influenciar por el marketing y el ruido habitual de la moda.

Esta colección, primavera-verano 2023, no es la excepción, como lo afirman: «No diseñamos solo para este verano, estas prendas pueden usarse sin esfuerzo durante los próximos 20 veranos. Crear vínculos emocionales entre la ropa y el cliente es la única forma de ser verdaderamente sustentables. Nuestros clientes se enamoran y siguen enamorados de nuestra ropa, siempre queremos establecer una relación estable y enriquecedora».

Para las piezas de esta línea se enfocaron en una fibra singular: el algodón orgánico, el cual se hiló y tejió en popelín en Veneto. Stephanie y Simon afirman que es un material que les fascina: «Nos encanta cómo se siente en la piel; cómo se lava, cómo envejece, cómo puede ser crujiente y cómo puede suavizarse, todo dependiendo de cómo se trate».

En el diseño de las prendas de esta temporada destaca la simplicidad de la Utility stripe, una sencilla raya azul y blanca que, de acuerdo con los diseñadores, «representa la manera más honesta de expresar el verano».

En cuanto a la paleta de color, los diseñadores tejieron y combinaron muchos tonos de azul, lo que les dio un resultado final sutil pero familiar, el cual combinaron con el blanco y en algunas piezas el acento de un popelín amarillo vibrante. «Este tono particular captura las largas tardes de verano y es a menudo usado por abuelos que pasean con mucha confianza —dotados de un estilo excéntrico— por las calles de Venecia o las de Dalston, en Londres, donde vivimos. Sonreímos cada vez que vemos personajes que llevan este color».

Diseñar ropa para personas que quieren algo hermoso y duradero es lo que impulsa a Stephanie y Simon en su trabajo. Además, creen que la moda puede ser una fuerza para el cambio positivo, y por eso su enfoque es justo, transparente y sustentable en todo el proceso de producción, desde el cultivo de las materias primas hasta la confección. Y, al final del día, saben que la decisión final la tienen los consumidores: “La ecología y la sustentabilidad y el marketing se usan una y otra vez para obtener ganancias financieras, no podemos escapar de la crisis climática, tenemos que consumir de manera más responsable, comprando solo lo que realmente amamos y nos apasiona», afirman.

Cuando se les pregunta sobre sus prendas favoritas de esta colección, los diseñadores son certeros al responder: la camisa Louse y la falda Skye, ambas en popelín amarillo. Piezas que, como lo afirman: “transmiten felicidad y armonía juntas, proyectando calidez y positividad”.

Para Stephanie y Simon, la sustentabilidad no es solo una moda, sino un estilo de vida. «Frente al aumento de los costos de las materias primas, la mayoría de los diseñadores recurren a alternativas más baratas. Creemos que tenemos que consumir de manera más responsable, comprando solo lo que realmente amamos y por lo que sentimos una verdadera pasión».

Nuestra Colaboración 26 es solo una pequeña parte del viaje de la pareja hacia una moda más sustentable y responsable, pero es un paso importante en la dirección correcta.

En el futuro cercano, esperan que su ropa pueda brindar alegría y satisfacción a quienes la usen, al tiempo que contribuye a hacer del mundo un mejor lugar para todos.