
El secreto de los hilos brillantes
Yo, Luna, quiero contarte sobre un pueblo extraño donde nadie vivía el presente. Simplemente no existía.
Algunas personas solo hablaban del pasado. Otras solo pensaban en el futuro, pero nadie prestaba atención a lo que pasaba hoy.
Nadie notaba las flores ni escuchaba a los pájaros. Vivían sin ver lo que tenían enfrente.
En ese pueblo vivía una costurera. Era callada y trabajaba en una pequeña casa con grandes ventanas. Pocas personas la conocían, pero se decía que sus manos eran mágicas.
Lo que nadie sabía era su secreto: cada noche de luna llena, cuando todos dormían, ella salía al bosque con un cuenco pequeño. Recogía la luz que aparecía entre las hojas y la mezclaba con gotas de oro. Luego, con paciencia, trabajaba con esa mezcla hasta crear hilos brillantes.
Un día, una mujer mayor entró a su taller. Estaba triste y cansada.
«Solo vivo recordando tiempos mejores», dijo suspirando. «No puedo dejar ir el pasado».
La costurera asintió y tomó una tela suave. La cortó con cuidado y comenzó a coser usando sus hilos especiales. Al terminar, le entregó un chal.
«Úsalo cuando sientas que te pierdes en los recuerdos», le dijo.
La mujer se puso la prenda sobre los hombros. De repente, su cara cambió. Miró a su alrededor como si viera el mundo por primera vez.
«¿Qué es esto?», preguntó sorprendida. «Puedo oler las flores. Siento el sol en mi piel».
«Es el presente», respondió la costurera con una sonrisa. «Mis hilos están hechos con luz de luna. Te ayudan a sentir el ahora».
Al día siguiente llegó un hombre joven. Siempre estaba nervioso, preocupado por lo que podría pasar mañana.
La costurera le hizo una bufanda con los mismos hilos mágicos. Al ponérsela, el hombre respiró profundo y se relajó.
«Es como si el tiempo se detuviera», dijo. «No siento prisa. No tengo miedo».
Pronto, la noticia se extendió. Personas de todo el pueblo visitaban a la costurera. Para cada una hizo algo diferente: guantes, sombreros, chalecos. Todos con sus hilos de luna.
Quienes usaban estas prendas cambiaron. Empezaron a notar cosas nuevas: el sabor de la comida, la risa de los niños, el color de las flores. No vivían ya en recuerdos ni en miedos futuros. Estaban, por fin, despiertos al presente.
El pueblo entero se transformó. La gente caminaba más despacio. Se detenía a conversar. Disfrutaba de las pequeñas cosas.
Desde mi lugar en el cielo, veo a las personas con sus prendas mágicas brillar suavemente cuando caminan, como si cada una llevara un trozo de luna y entiendo que en cada hilo de luz tejido con paciencia, habita el secreto más simple del universo: que solo existe el ahora.
Proceso
Con la llegada de esta luna nueva, presentamos nuestra Colaboración 49. En esta ocasión, volvemos a trabajar con Tíscar Espadas, diseñadora española que ve en cada prenda una historia que contar.
Graduada en Diseño de Moda Masculina del Royal College of Art de Londres, Tíscar fundó su marca en 2019. Desde entonces, su trabajo se ha centrado en transformar el respeto por la artesanía en una práctica sustentable, apostando por la calidad sobre la cantidad.
«En un mundo que tiende a lo inmediato, apostar por el tiempo de elaboración, por lo hecho a mano, es casi un acto de resistencia y de respeto», afirma Tíscar. Este compromiso se refleja en cada aspecto de su trabajo: desde la selección de materiales hasta la construcción de cada pieza.
Desde su taller en el barrio madrileño de Quintana, Tíscar y su equipo elaboran prendas que desafían los ciclos acelerados de la industria. «No debemos producir más sino mejor», explica. «Para nosotros cada prenda es un reto creativo donde poder desarrollar un producto que cumpla una o varias funcionalidades pero sobre todo despertar algo en el receptor que lo haga sentir portador de algo único, valioso, a ser posible… poético.»
En esta Colaboración presentamos piezas que no están pensadas para una temporada, sino como parte de una narrativa continua. «Me interesa ir creando capítulos que van formando una historia más completa», dice la diseñadora.
Lo que distingue esta nueva entrega es un diálogo más profundo entre tradición e innovación. Tíscar ha explorado nuevas posibilidades textiles, siempre fiel a su compromiso con materiales 100% naturales y orgánicos.
«A lo largo del año vamos coleccionando materiales ‘deadstock’ que vamos encontrando y cuando llega el momento de definir el material de cada diseño nos enfrentamos a un reto de composición casi pictórico», describe sobre su proceso creativo.
Este enfoque artesanal es especialmente significativo en nuestros tiempos. Como ella misma señala: «La pretensión de mi trabajo no es producir más ropa sin más, ya existe suficiente oferta a nivel mundial creada bajo el concepto mercantilista de la prenda de moda como objeto desechable y efímero.»
Su alternativa es clara: «Me gustaría que estas prendas transcendieran en el tiempo y formen parte de la vida de alguien, de sus recuerdos y de su propia identidad.»
La interdisciplinariedad es otro pilar fundamental en el trabajo de Tíscar. «Colaborar es una de las partes de mi trabajo que más me gusta e inspira», comenta. «Disfruto mucho compartiendo ideas, construyéndolas con la visión, el talento y el conocimiento de otros creativos y artesanos a los que admiro.» Esta mentalidad colaborativa ha permitido que cada pieza se enriquezca con diversas perspectivas y técnicas.
Para esta Colaboración 49, Tíscar ha profundizado en la exploración de formas que dialogan con el cuerpo humano de maneras sorprendentes e inesperadas. «Me inspira el día a día, los recuerdos vividos y los que tal vez nunca podré vivir; disfruto reconstruyendo formas como recuerdos, pero también imaginando nuevas formas que jamás existieron», comparte sobre su inspiración.
El resultado es una colección que invita a una reflexión sobre nuestra relación con la ropa y lo que significa realmente vestir. Cada prenda ha sido concebida como un medio para construir identidad, para contar historias propias. «La ropa es portadora y creadora de historias. Ojalá perduren y tengan una larga vida. Ojalá alguien las habite, se refugie en este camino de búsqueda hacia la belleza con las piezas que creamos», expresa.
Sobre esta nueva Colaboración con Loona, la diseñadora comparte: «Estamos profundamente agradecidos por continuar este camino juntos. La filosofía compartida de entender la moda como un acto de creación consciente y significativo ha permitido que esta relación florezca y se profundice. En cada nueva Colaboración, descubrimos nuevas posibilidades de diálogo entre nuestras visiones.»
En palabras de Sharon Drijanski, fundadora de Loona: «Tíscar no solo diseña ropa, sino que moldea un mundo. Su trabajo habla no solo a través del tejido, sino a través de todo lo que lo rodea: intención, colaboración, confianza en el proceso. Como muchos creadores de este tiempo, no se limita a diseñar prendas. Está dando forma a un mundo.»
En tiempos donde el valor a menudo se mide en números, la Colaboración 49 nos recuerda que hay otros caminos: los del sueño, la imaginación y la creación consciente. Como nos dice Tíscar: «Se trata de ofrecer experiencias vitales en torno a la belleza.»
Y así, desde Madrid hasta América, esta Colaboración nos invita nuevamente a experimentar prendas que no solo visten el cuerpo, sino que narran historias, preservan técnicas artesanales y, sobre todo, nos recuerdan que cada elección que hacemos puede ser un acto de resistencia poética ante la velocidad de los tiempos que vivimos. ¿Qué historia estás dispuesto a habitar?
Colaboradores
TISCAR ESPADAS
Fundada en 2019 por la diseñadora española homónima, la marca fusiona artesanía tradicional y diseño contemporáneo. Graduada del Royal College of Art, Tíscar crea piezas atemporales y únicas en Madrid. Su enfoque sustentable y la atención al detalle han ganado reconocimiento internacional, desafiando las convenciones de la moda rápida.
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CAPITULO VI
Este nuevo capítulo presenta prendas con una presencia serena y rotunda. Formas modernas que no responden a tendencias, sino que habitan un tiempo propio. Son prendas pensadas para durar, por dentro y por fuera. Cada línea, cada volumen, cada pliegue habla de una visión contemporánea que honra lo atemporal.
Tíscar trabaja con los mejores materiales posibles, elegidos con intención, buscando siempre el equilibrio entre textura, caída y cuidado. Nada es casual: hay una atención minuciosa en cada decisión, desde la elección del tejido hasta la manera en que la prenda habita el cuerpo.
Esta temporada es una invitación a vestir con conciencia, con libertad y con una profunda conexión con lo que permanece. Son prendas tan habitables, tan honestas, que quisiéramos vivir en ellas.
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